viernes, junio 08, 2012

De mi casa al depa...hay mucho trecho.

31 de julio de 1965: Aún ni en proceso de llegada a este mundo me encontraba y mi sra. madre siendo una linda pre-adolescente entraba en lo que pensó sería su casa para siempre y en la que seguro unos años después pensaría que yo saldría vestida de blanca (#noway) hacia la Iglesia.

Años, años, muchos años pasaron, entre cumpleaños, remodelaciones, revoluciones, toques de queda, terremotos (de los buenos), apagones, cambios, matrimonios, bautizos, juergas y demás hasta que mi prima, mi hermana y yo llegamos y con eso marcamos la nueva generación en esa casa después de 24 largos años.

08 de marzo de 1988 (12:00PM): Por primera vez entraba a lo que yo también pensé sería mi casa for ever and ever. Pensaba yo: ¿Qué más se podía pedir? Casa grande, cuarto propio (hasta que obviamente mi pequeña hermana vino a invadir mi perfecto mundo), jardín enorme y mucha gente todos los fines de semanas. 

Mi casa era mi fortín: tenía una sala con mil y un adornos coleccionados por abuelita (#quedaño), perfectamente clasificados en colores, tamaños, procedencia, importancia y antigüedad y que si osaba tocar lo más seguro es que me privarían por 1 semana de que ella con su llavero mágico abra su ropero y nuevamente perfectamente clasificados estén la mayor cantidad de dulces, caramelos, galletas que nunca más volví a comer pero sobretodo los deliciosos caramelos de menta con rayitas rojas y los tofees (#oldenglandtofee) de menta. Volviendo a mencionar a mi abu, era la mayor coleccionista de botones, carteras, zapatos y todo lo que se les ocurra. Recordando a Ferrando al momento de gritar ante la audiencia: Al primero que me traiga "un botón de color verde petroleo en forma triangular" ... FIJO que mi abuela lo tenía, FIJO que sí!
El patio era la voz, junto con una gruta para uno de mis santos favoritos, San Martín nos acompañó desde el año de 1969 y todos los martes era obligatorio prender sus luces durante toda la noche (#goodmemories). Unas mamparas enormes que en verano tenían que abrirse sí o sí, juegos y mil un juegos, 2 cuartos de servicio que era el almacén del polvo y donde disque penaban y otro que por todo un verano fue el club de mi prima, mi hermana y yo con código incluido para ingresar y la famosa azotea con su escalera de años y años de madera y de la cual porsupuesto algunas vez nos lanzamos y por la cual alguna vez caí como costal de papas y lo que ameritaba el grito clásico de doña Alicia (mi abu querida): " TE VAS A ROMPER LA CRISMA!"; "crisma"...dónde michi se localiza... años después comprendí que no era otra cosa que: "YA TE PARTISTE LA CABEZOTA". 
La escalera principal, por otro lado, con sus 21 escalones pero que parecían 100 y que era la base para deslizarse en campeonato de almohada surf o en su versión mayor colchon surf.
El balcón: palco presidencial para todos nosotros, favorito de pequeños, grandes, mayores en cada actividad frente a mi amada Avenida Brasil. Balcón que fue testigo de varios desfiles cada 29 de julio con un variopinto y selecto además de súper profesional grupo de jefes de estado: vimos al Arquitecto (por partida doble), a dos milicos que...no hicieron mucho, a uno grandote y luego gordote, vimos a un chino que de chino no tenía nada, a uno que vino a defendernos a todos (los cholos) y que pues más allá del hielo con mano y su etiqueta azul ahí la dejó para que el último desfile nos quedáramos con los crespos hechos porque a nuestro actual presidente sólo lo vimos por tele cuando ya iba 10 cuadras más abajo.

En resumen, mi casa era mi casa, mis mejores cumpleaños de pequeña y ya de grande, los super almuerzos familiares, los lonches buffet pero también el ver partir para siempre a personas importantes: 1994 y se me fue mi abuelito, el hombre más bueno del mundo, más paciente hasta para enseñarme a los 3 años a jugar "canasta" y escondida junto al gran ropero mágico de los dulces vi llorar con la amargura y tristeza más grande a familiares y extraños por su partida y 5 años más tarde, nuevamente mi abue iría a acompañarlo allá arriba y yo ya más grande ver cómo todo el mundo se abrazaba y verla salir linda, hermosa y súper arreglada para el cementerio pero ella nunca se fue, todos sabemos que se quedó en SU casa para protegernos siempre.

Mencionado en el post anterior, es sabido que nos vimos forzados a salir de la casa por motivos ajenos a nosotros, así de simple, era nosotras (mami, mi hermana y yo) o era el vivir con miedo para siempre de quien lleva hasta ahora el título de mi padre nos siga haciendo tanto daño.

Y nos fuimos, un sábado 28 de enero de 2012, nos fuimos, no muy lejos (9 cuadras es aquísito no má), pero cómo dolió, cómo dolío decirle adiós a mi casa, a tantos  recuerdos, de donde recién hoy al ver con mi mami las fotos comprendemos que a pesar que aún duela y al taxista aún le pida que me lleve a la 30 de la Brasil, fue lo mejor y donde estaremos en un año será nuestra nueva casa y lo más seguro es que en pocos años esté llena de niños de nuevo, donde a pesar de ser pequeña reuna a toda la familia en super almuerzos y lonches y que mi mamá, fiel reflejo de mi abuela vuelva a gritar "Oyeeeee, te vas a romper la crisma!".
Mi casa de la 30 de la Brasil en mi Magdalena querida siempre será mi casa pero fiel al dicho "por mi mejoría mi casa dejaría" y así en meses veré ahí "el super condominio", estoy segura que siempre volveré a mi cuadra 30, a mi bodega de la esquina, a mi pasaje de juegos, a MI CASA.